ORIGENES DE GORM

En una isla remota, ubicados en un tiempo remoto, inicia la fascinante historia de los pueblos de Gorm.

Logo de Gormitis, Los Invencibles Señores de la NaturalezaLos Gormiti eran un pueblo pacífico que habitaba en la isla de Gorm desde tiempos inmemorables. Vivían en armonía bajo la guía del viejo sabio de la cultura Gormita, experto en los secretos de la magia. El pueblo estaba situado a los pies del monte de fuego, un volcán al que todos temían pero que hasta entonces nunca había dado signos de estar despierto. Pero un día como cualquier otro, de repente, hubo una gran explosión que rompió el silencio… El monte de fuego demostró a los habitantes del lugar toda la fuerza que guardaba en su interior. Tras la explosión, en lo que había sido una tierra desolada y negra, empezaron a aparecer unas criaturas extrañas, nacidas y moldeadas por la lava abrasadora. Surgidas de las entrañas de la tierra, según el deseo de Magor, el Señor del Mal, y originadas por la gran masa de energía de nuestro planeta, la lava, las criaturas se impusieron, atrapando y matando a todos los habitantes de Gorm. Su señor solo podía sobrevivir mediante las almas de los pobres Gormiti. La antigua profecía se había cumplido: “De lo más profundo, el mal surgirá y lo que está seguro será arrasado, pero lo que no está seguro resurgirá algún día”.

Muchos ciclos pasaron y los hombres de Lava gobernarón la isla de Gorm sin encontrar oposición. Y así, sin enemigos contra los qué luchar la energía del mal se iba desgastando poco a poco: Sin almas no hay energía con qué alimentarse. La maldad de Magor se volvió contra él mismo. Su triunfante y maligna carcajada se fue convirtiendo poco a poco en un furioso desdén. Su fuerza también estaba menguando, así que decidió volver al interior del volcán para poder revitalizarse antes de que surgiese una nueva oportunidad de dar rienda suelta a todo su poder.

Uno por uno los hombres de lava se arrastraron al interior del Monte de Fuego y desaparecieron en la magma hirviendo. La isla de Gorm quedó desierta, sin vida. Largos períodos de tiempo pasaron y larga fue también la espera del viejo sabio en su escondite secreto, testigo de las lágrimas derramadas por sus viejos amigos que ya no estaría ahí nunca más. La leyenda cuenta que las lágrimas del sabio se convirtieron en una luminosa llama azul que se llamaría el “Ojo de la vida” hasta el fin de los tiempos. Una llama que recordaría al viejo sabio su propósito: La reconstrucción de Gorm y la victoria final sobre Magor. Tras el retiro de Gormión en la isla, el Ojo de la Vida comenzó a brillar aún más. Una ardua tarea esperaba al viejo sabio: resucitar a la civilización Gormiti.

Tenía que crear de nuevo a su gente, y para ello, decidió utilizar los elementos de la naturaleza de que disponía y así moldearlos utilizando sus poderes. De ese modo nacieron 4 pueblos de Guerreros:

* Los guardianes de la selva: resistentes y sabios como los árboles
* Los guerreos del mar: rápidos y astutos como los peces
* El ejército del aire: ágiles y alegres como las aves
* Los guerreros de la tierra: poderosos y generosos como la madre tierra

El viejo sabio estaba satisfecho con su trabajo, pero sabia muy bien qué se ocultaba en lo profundo del volcán… y sabía también que esa maldad despertaría de nuevo, por ello creó a los Señores Gormiti, más grandes y más poderosos. Creó uno para cada pueblo. El viejo sabio los creó sin memoria, ya adultos y los envió a sus respectivas aldeas. Trás el montón de músculos y fuerza, se escondían unas almas sensibles y generosas que estaban dispuestas a morir por su pueblo.

El volcan de la Isla de Gorm
Llegó un día en que la maldad de Magor volvió a ser tan fuerte y poderosa como había sido antes, su retorno a la isla estaba ya muy cerca, pero esta vez su maldad no sería destructiva como lo había sido anteriormente. Magor recordaba el error que había cometido al destruir todo y a todos, eliminando así lo que lo alimentaba para vivir. Esta vez sus súbditos, divididos entre los pueblos de Lava y Magma conquistarían el mundo de Gorm sin destruirlo, los esclavizarían para mantener viva la energía vital con la que se alimentarían hasta el fin de los tiempos.

Así que un día cualquiera en la Isla de Gorm, con el humo que salía habitualmente del Monte de Fuego, unas estelas rojas abrazadoras aparecieron en el cielo. Al principio parecían simples piedras de lava, pero el viejo sabio inmediatamente se dio cuenta que se trataba del hombres del pueblo de lava que eran lanzados al cielo desde el interior por el señor Magor. El viejo sabio avisó a todos los señores de los guerreros mediante una señal telepática y pusieron a salvo a todos los Gormiti de sus aldeas. No había tiempo que perder, la eterna guerra entre el bien y el mal estaba a punto de empezar nuevamente.

Pero el terrible Magor había llegado esta vez más lejos, no solo, había planeado el ataque de la isla, sino que, con su magia negra había llegado a todas partes de la isla. La fuerza de dicha magia no había sido suficiente para destruirlos, pero si para lograr no parecer amigos entre si. Cada pueblo, había dejado de confiar en los otros. Los que un día habían sido grandes amigos, ahora no confiaban mutuamente.

Así comenzó la gran guerra de los Gormitis, todos los pueblos comenzaron a luchar, no solo contra las fuerzas del mal, sino también entre ellos, impulsados por el ansia de la conquista, convencidos todos ellos de que la única manera de restaurar la paz sería a través de su dominio sobre los demás.

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